miércoles, 14 de marzo de 2012

2010

Es la primera vez. Me tengo que ir acostumbrando.
Por eso, lo primero que he hecho es anotar el título del artículo.
Lo miro una y otra vez, como si fuera a decirme algo. Es como cuando te pruebas una corbata delante del espejo. Ahora me doy cuenta que 2010 es un poco como una corbata. Para anudarse el 2010 al cuello, lo primero que hay que hacer es coger con una mano el 2 y, con la otra, el segundo cero. Te los pasas por encima de la cabeza y, por detrás, estiras ligeramente la cifra.
El número dos tiene que quedar un poco más largo para, entre el primer cero y el primer uno, hacer una especie de lazada y darle una doble vuelta sobre sí mismo. No hay que perder de vista nunca el número 2, ya que es la clave para que todo el año luzca como toca. No se como me sentará este año ni si lo volveré a tratar con la delicadeza de estos primeros días. En estos primeros días, hasta los años nuevos sientan bien. Por eso no me canso de escribirlo: 2010, 2010, 2010... Además, siempre se pueden hacer interpretaciones cabalísticas. Por ejemplo, 20 es el doble de 10. Si sumas 10 y 10, salen 20. Además, aunque haya cuatro números, sólo dos suman, el 1 y el 2. Dos más uno son tres y el tres es un número mágico. Vamos, que 2010 promete (al menos hoy)

Pincipios

He dejado sin terminar el cuaderno con las preguntas que nunca hice, y que abrí no hace mucho. Es mi sino. De hecho, ese cuaderno de preguntas, que empecé con tanto entusiasmo, va a pasar a formar parte de mi nuevo proyecto: una colección de principios. De los principios de escritos de diverso tipo que he dejado inacabados.
Me he propuesto recopilar todo lo que he empezado y ha quedado sin final, incluido el propio cuaderno de las preguntas que nunca hice. Habrá principios de artículos que no terminé principios de 'Arcoiris' que se quedaron a medias principios de relatos que no conseguí enderezar porque me olvidé de lo que quería contar (o porque me llamaron para que escribiera otra cosa, que pasa mucho en los periódicos) principios, yo que se, de entrevistas que nunca acabé porque las personas que entrevistaba se aburrían y se iban. Quizá, hasta incluya el principio de una novela. De esa novela, sólo tengo el principio pues formaba parte de un sueño. En el sueño, alguien empezaba a escribir las primeras líneas de una novela que me gustó mucho y me la aprendí de memoria.
Al despertar, lo primero que hice fue coger un papel y transcribir lo que recordaba con la idea de buscar un final creíble. No lo he logrado: estoy colgado de los principios.

Burka (un 'Arcoiris' de hace tiempo)

ARCO IRIS

Torres Blasco

No hay fotos pero el otro día me probé un burka. Me puse un burka o, más concretamente, me encerré en un burka. Fue en la capilla de la Misericordia, donde hasta el próximo 30 de noviembre puede visitarse la exposición ’Dones en Acció’, que organiza el Consell de Mallorca dentro del programa de actos con motivo del Día contra la violencia hacia las mujeres que se celebra el día 25 de este mes. Estaba a punto de cerrar, no había nadie y, junto a la salida, me percaté de la presencia de tres burkas. «¿Te lo quieres probar?», me preguntó Rosa, la mujer que esperaba mi marcha para echar el cierre a la exposición ese día. Miré a todos los lados de la sala por si había alguien. Le dije que sí y me lo introduje por la cabeza. La primera sensación fue de confusión, la segunda de opresión (hay una especie de goma que tiene que encajarte en la cabeza, como un gorro que te oprime), la tercera de terror. A través de los agujeros de una redecilla, entre la frente y los ojos, miré al espejo y me puse en el lugar de las miles de mujeres torturadas y anuladas. Que nadie me hable de multiculturalidad ni respeto ni zarandajas parecidas. El burka es una prisión ambulante, una forma de exterminio y humillación. De haber sido más fuerte quizá me habría atrevido a moverme por la sala y observar más. No pude. Me quede paralizado.

(Ultima Hora, 21 de noviembre)